“La vida no es justa, acostúmbrate” dice Bill Gates, “La
vida nos coge a todos” Decía Kurt Corbain y si ambos tienen razón pero
dependiendo del momento de nuestras vidas uno se siente más optimista y
enfrenta los problemas con una sonrisa.
Pero en otros casos, un golpe mal puesto nos desmorona por completo y entonces
uno por fin comprende porque la vida te enseña a palos.
El fracaso es difícil de afrontar pero es peor cuando se
trata de algo en lo que has puesto mucho empeño y dedicación, por el que has trabajado
horas invertido sangre sudor y lágrimas, pero aun así al destino no le pareció
suficiente y las cosas no resultan como te las esperas. Como frutilla de la
torta otra persona seguramente trabajo menos que tú consiguiendo el doble de
resultados que esperaban obtener. Ahí es cuando uno dice ¡¡ ¿Pero qué mierda?!!
Tras meter la pata, uno cae en la frustración que es de las
sensaciones más incomodas que puedes sentir, es como tener un eructo trancado
no sube ni baja. No sabes si gritar, llorar, golpear a la persona o pared más próxima
o si simplemente aislarte por completo de la sociedad con un balde de helado
como tu única compañía.
Me causa gracias saber que si se tratara de otra persona sabría
que decir para animarle pero siendo yo la que lo padece solo puedo sentarme en
el borde de la cama, sentirme una inútil y ahogarme en esta sensación de haber
perdido el rumbo pues pase de tener claro lo que quería y por lo que luchaba a
sentir ese asfixiante pensamiento que me dice que no soy buena en nada, que debería
abandonar ahora porque nunca lograre ser
eso que sueño.
A todos en la vida nos pasara alguna vez, por muy en claro
que tengamos la meta un golpe mal puesto desequilibrara la brújula y nos hará irremediablemente volver a preguntarnos
¿Para qué estamos en este mundo? ¿Qué es lo que debo hacer? Si cada cosa que
pruebo resulta una metida de pata.
La respuesta no siempre es clara, a veces ni siquiera hay
respuesta inmediata, pero seguirnos cuestionando al respecto solo hace que profundicemos
más el hoyo de nuestra autoestima y entonces caemos en el circulo vicioso que nos
impide quitarnos el “aroma a fracaso” de nuestro cuerpo.
“La vida no es justa” y es cierto, pese a que como muchos
siento deseos de escupir en esa frase porque al momento lo primero que se nos
viene a la mente es: ¿Es fácil para ti decirlo? O ¡Claro, díselo a fulano que
todo le sale bien!
Pero por ruda y cruel que sea la verdad, por muchas ganas
que tengamos de partirle su madre, es así. No siempre las cosas saldrán bien o
como uno espera, pero cundo resulten será mucho más satisfactorio.
Vale la pena abandonar? Y eso depende, ¿estas haciendo lo que te gusta? entonces no dejes que un mal pasar te haga perder la oportunidad de hacer aquello que te haga feliz. Ahora si lo haces para complacer a otros...pues te diré intenta recordar alguien que haya hecho el mismo sacrificio que tu y te darás cuenta que no hay quien merezca que sufras tanto, se feliz por ti no por otros.
Como anécdota les cuento que mientras escribía esta nota me
derrame encima un vaso con leche. Maldije,
insulte a todos mis ancestros, golpe
a patadas la silla mientras iba en busca de un trapo para fregar y luego….me
eché a reír. Reí como una desquiciada y pensé: “Hablando de llorar sobre la
leche derramada”.
Así es gente, a veces no tenemos una buena racha, un buen día,
un buen año. Pero pasara, como todo en la vida y simplemente sentarnos con la
ira y el llanto contenido esperando un milagro no hará la solución.
Mejor hacer algo productivo para desagotar las emociones,
como escribir una nota en internet para que otros la lean y se sientan
identificados.
Saludos
Su amiga Raven alias "mete patas profesional".
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